Córdoba sería la única capital andaluza que conquistarían los boinas rojas en las tres guerras desarrolladas durante el siglo XIX. Su protagonista nació en Torredonjimeno
La última vez que Córdoba fue tomada por las armas ocurrió tal día como hoy, 1 de octubre, en 1836, en el marco de la Primera Guerra Carlista (1833-1840). A la postre, Córdoba sería la única capital andaluza que conquistarían los boinas rojas en las tres guerras desarrolladas durante el siglo XIX. El protagonista de este hecho fue el general Miguel Gómez Damas, quien durante seis meses de aquel año dirigirá una expedición que recorrió 4.500 kilómetros y veinticinco provincias.
Gómez nació en Torredonjimeno (Jaén) en 1785. Participa intensamente en la Guerra de la Independencia contra los franceses y en 1816 se retira del Ejército con el grado de capitán, estableciéndose en Jaén. Cuando en 1833 estalla la sublevación carlista contra el régimen liberal, Gómez está en Madrid. Sin pasaporte, emprende el camino a Navarra donde se pone a las órdenes de su amigo, el general Tomás de Zumalacárregui
Tras luchar heroicamente, en junio de 1836, ya general, inicia la expedición que llevará su nombre. Sale de Amurrio (Álava) con 2.700 infantes, 180 jinetes y dos piezas de artillería ligera. La intención es sublevar el norte y entra en Oviedo y Santiago, pero luego enfila hacia el sur. Europa asiste boquiabierta a esa aventura acaudillada por un andaluz secundado por vascos, a la cual se irán adhiriendo riojanos, castellanos, aragoneses, andaluces y valencianos, hasta llegar a 7.000 soldados.
Tiembla la España cristina y liberal ante el avance de Gómez, que pasa cerca de Torredonjimeno y visita su casa de incógnito, sólo para besar y abrazar a los suyos. El 30 de septiembre sus avanzadillas alcanzan las murallas de Córdoba. El ejército liberal está ausente, la Milicia Nacional es ineficaz y existe un cierto grado de colaboración de la población, en cuya motivación no es de menospreciar el rechazo del pueblo a la desamortización eclesiástica protagonizada ese año por el régimen liberal.
El general Cabrera y el brigadier Villalobos atacan la puerta de Baeza, en el Campo Madre de Dios, y franquean la entrada. Villalobos cae y muere poco después en el Hospital de la Caridad. Las fuerzas liberales se atrincheraron en el Alcázar, rebautizado como «Fuerte de la Libertad», con todo tipo de víveres, munición y las joyas y alhajas de los conventos suprimidos. Sin embargo, el 1 de octubre, y sin resistencia, la guarnición se rinde.
Córdoba inicia dos semanas gobernada por el ideario de Altar y Trono, aún aceptado por buena parte del pueblo, pero con los días contados porque el tiempo histórico iba contra él. Gómez formó una Junta de Gobierno presidida por el deán de la catedral, Antonio Sánchez del Valar, y compuesta por los marqueses de Villaseca y Benamejí, el trinitario Antonio Martínez, Tomás Tadeo, Bernardo Fernández de Córdoba y Juan Olaya. Actuó sin violencia y con garantías jurídicas para toda la población.
Alertado de la llegada de un ejército liberal, el 14 de octubre Gómez partió de Córdoba. En su marcha se llevó a los prisioneros de la Milicia, que fueron liberados al llegar a Pozoblanco bajo el juramento que no volvieran a empuñar las armas. Luego tomaría las minas de Almadén, poniendo en un serio apuro a la banca Rothschild que se lucraba de las minas españolas. En diciembre de 1836 regresará a Amurrio, invicto pero sin conseguir su objetivo final de inclinar la guerra del lado de don Carlos.
En Córdoba, mientras, el general Alaix, sancionaba económicamente al Cabildo, tapiaba las puertas de muralla de los barrios simpatizantes con los carlistas, condenaba a varios vecinos y reescribía la historia a través de actas del Ayuntamiento y de Diputación, describiendo la ocupación carlista como una sucesión de robos y rapiñas. Gómez morirá, exiliado y olvidado, en Burdeos en 1864. Pero su gesta, la Expedición Gómez, se estudiaría en las Academias militares rusas y alemanas y queda para la memoria.
Extraído de cordoba.abc.es
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