domingo, 26 de diciembre de 2010

¿AL BORDE DE QUÉ?



Pues sí, tras un corto periodo de tiempo abierta la librería Al Borde se traslada. Lo hace al Sector Sur, vamos que si en pleno centro de la ciudad y al lado de la sede del Partido Comunista este local no ha vendido más de una docena de libros, en el extrarradio no le va a ir mucho mejor. Y raro es que en plena crisis se abran negocios, y más tan filantrópicos. Por algún lado le tendría que llegar el dinero para pagar un local en el centro comercial de Córdoba y además permitirse el lujo tan burgués de trabajar (de tenerla abierta) sólo unas cuantas horas a la semana.


En esta librería lo mismo te vendían la liberal y burguesa Constitución de 1931 (¡en edición de lujo!) y al lado una camiseta ácrata del levantamiento de Casas Viejas. Lo raro es que ese levantamiento se hizo contra el gobierno que creó esa Constitución. Pero si seguimos viendo, también se vendía mucho material comunista, cuando éstos eliminaron (en todos los sentidos) en plena Guerra Civil a muchos anarquista. Contradicciones. Esperábamos que la gente se instruyera, aunque fuera con libros subvencionados y llegara a sus conclusiones. Pero lo dicho: las ventas han sido nulas.


Esperemos que al Foro por la Memoria de Córdoba, al Colectivo Editorial Atrapasueños, a la Asociación Cultural Al Borde, al parlamentario andaluz de IU que está detrás de todo esto y demás subvencionados que montaron la librería le vaya mejor en su nueva sede. La cual imaginamos que tendrán que tener en algún lado para luego poder presentar los costes a la hora de pedir las subvenciones. Y que si quieren que entren antisistemas que vendan libros nazis, que seguro que entran a quemarlos como pasan con otras librerías.


martes, 21 de diciembre de 2010

DE "ZARAGOZA", BENITO PÉREZ GALDÓS



Lo que no ha pasado ni pasará es la idea de nacionalidad que España defendía contra el derecho de conquista y la usurpación. Cuando otros pueblos sucumbían, ella mantiene su derecho, lo defiende,y sacrificando su propia sangre y vida, lo consagra, como consagraban los mártires en el circo la idea cristiana. El resultado es que España, despreciada injustamente en el Congreso de Viena, desacreditada con razón por sus continuas guerras civiles, sus malos gobiernos, su desorden, sus bancarrotas más o menos declaradas, sus inmorales partidos, sus extravagancias, sus toros y sus pronunciamientos, no ha visto nunca, después de 1808, puesta en duda la continuación de su nacionalidad; y aún hoy mismo, cuando parece hemos llegado al último grado del envilecimiento, con más motivos que Polonia para ser repartida, nadie se atreve a intentar la conquista de esta casa de locos. Hombres de poco seso, o sin ninguno en ocasiones, los españoles darán mil caídas hoy como siempre, tropezando y levantándose, en la lucha de sus vicios ingénitos, de las cualidades eminentes que aún conservan, y de las que adquieren lentamente con las ideas que les envía la Europa central. Grandes subidas y bajadas, grandes asombros y sorpresas, aparentes muertes y resurrecciones prodigiosas, reserva la Providencia a esta gente, porque su destino es poder vivir en la agitación como la salamandra en el fuego; pero su permanencia nacional está y estará siempre asegurada.

jueves, 2 de diciembre de 2010

MISHIMA O LA REDENCIÓN POR LA MUERTE


JESÚS J. SEBASTIÁN

Hace 40 años. Aquel día, 25 de noviembre de 1970, cuando en España las turbulencias desatadas por el proceso de Burgos apenas dejaban espacio para noticias de otro tipo que no fueran las relacionadas con el orden público, Yukio Mishima, el último samurai, se suicidaba, por el ritual del harakiri(exactamente el sepukku), en la base militar de Ichigaya (Tokio), tras dirigir un inflamado discurso identitario a la desconcertada tropa. Sirva este breve artículo en su homenaje, al tiempo que recordamos la colaboración de Juan Pablo Vitali titulada “Mishima, o el trágico heroísmo de la antimodernidad “ en este periódico digital.
Mishima era un tipo sumamente extravagante de cara al exterior, famoso escritor, candidato al Premio Nobel de Literatura, consumado atleta, exhicionista empedernido, director teatral, actor de cine, teatro, televisión y cabaret, estudios de la tradición imperial nipona, coleccionista de espadas samurais, lo mismo besaba a un travesti en un conocido tugurio como demanda a una revista por publicar una foto en la que parecía menos hercúleo, para acto seguido cumplir perfectamente con sus deberes de padre de familia. Compartía una mezcla explosiva: participaba en la vida cotidiana repleta de excentricidades, manteniendo una sólida y tradicional visión del mundo. Algo que parece imposible. Y su obra, como siempre, sigue siendo, en gran parte, desconocida en nuestro país.
Pero una duda asalta nuestra mente. ¿Fue el suicidio de Mishima un acto casual de demencia, de fanatismo japonés, de exhibicionismo ególatra, o fue la conclusión lógica de una línea vital que sólo podía obtener la redención por el honor, la sangre y la muerte? Recordemos cómo un buen número de intelectuales alemanes tomó la vía del suicidio durante la República de Weimar en el período de entreguerras.
La primera tentativa de suicidio se remonta a los últimos años de la segunda guerra mundial, cuando era totalmente desconocido, enrolado voluntario en las escuadrillas dekamikazes. El virus de la gripe evitó que Mishima se estrellase contra algún navío de guerra americano, para morir por el emperador. Aquel hecho frustró su fervor nipón-imperial de tal forma que, a partir de ese momento, su vida y su obra van a estar repletas de evocaciones a la muerte.
Obsesionado por recuperar la tradición nipona en base a un romántico imperialismo, creó el Take-no-kai (Sociedad del Escudo) para proteger a Japón y a su emperador de la embestida occidental. Mishima pensó en sacrificar a su medio centenar de hombres luchando contra el Zenkaguren (movimiento ultraizquierdista), pero la disolución en 1969 de una violenta manifestación por la policía sin producir una sola víctima le hicieron cambiar de idea. El acto final heroico-trágico debía ser necesariamente otro.
Ya en su primer libro (“Confesiones de una máscara”), expresaba su atracción por la muerte: “La idea de mi propia muerte me estremecía con extraño deletite. Me sentía dueño del mundo”. Varios de los protagonistas de sus novelas acaban haciéndose elharakiri. El mismo Mishima interpretó su propia muerte en la película “El rito del amor y de la muerte”, en una escenificación perfecta de lo que luego sería su suicidio ritual. Dos semanas antes del trágico final, Mishima organizó una exposición en homenaje a sus obras, sus fotografías, y en un puesto central y privilegiado … su espada de samurai, la misma que después penetraría en su cuerpo oriental.
La vida y personalidad de Mishima sigue levantando odios y pasiones entre críticos, intelectuales y políticos. De cualquier forma, el último samurai inspiró a toda una joven generación (ya no tan joven, próxima a la edad media), no sólo de japoneses, sino también de europeos. No puede pedírsele más a un hombre que “tuvo el placer de morir”.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

POEMA DE LOS TERCIOS, Calderón de la Barca

Además de gran poeta, Calderón de la Barca fue un soldado de los tercios. Cuerpo militar al que le dedicó este poema y que venía a ser un reflejo de su ética.


Este Ejército que ves
vago al hielo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira como procede.


Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un Soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho
no adorna el vestido el pecho
que el pecho adorna al vestido.


Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.

Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.


Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el valor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres Soldados;
que en buena o mala fortuna
la Milicia no es más que una
religión de hombres honrados