martes, 15 de junio de 2010

RAFAEL GARCÍA SERRANO

Ahora que Eduardo García Serrano (Intereconomía) está en boca de todos, os dejamos aquí la presentación que hizo del libro del padre.


Rafael García Serrano

[Edición al cuidado y con prólogo de su hijo, Eduardo García Serrano]

● Barcelona, 2003

● 20×13 cms., 109 págs.

● Cubierta a todo color, con solapas y plastificada brillo

● Edición especial I Centenario del fundador de la Falange

● PVP: 12 euros

Orientaciones


«Juan Antonio Aguilar y ENR han rescatado Eugenio y yo creo que éste es un libro que los españoles de hoy no nos merecemos. Me explicaré; en miparticularísima y subjetiva teoría de la literatura comparada yo divido mi biblioteca en libros que merecemos y libros que no merecemos en función de nuestra conducta colectiva como pueblo. Pondré un ejemplo muy gráfico: hoy España se merece las Historias del Kronen, pero no se merece La Araucana, de Ercilla. Hoy España se merece cualquier parida de la colección El Papagayo firmada por Ramoncín, Esteban Ibarra o Boris Izaguirre, pero no se merece El Dios de la Lluvia llora sobre Méjico, de Lazslo Passuth. Hoy España se merece cualquier mariconada literaria de Mendiluce pero no se merece la Crónica de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo…, no sé si me explico.

¿Por qué digo que no nos merecemos Eugenio? Además de por lo anteriormente expuesto, porque Eugenio ya no existe en tanto que hoy no hay españoles que quieran conducirse como él. Si la Iliada fue considerada en la Antigüedad clásica como el viático del guerrero, siendo así que una edición comentada por Aristóteles palpitó siempre bajo la almohada y junto a la daga de Alejandro Magno, hubo un tiempo épico, duro y amargo, pero no estéril, en el que Eugenio fue considerado el viático del falangista, porque Eugenio en su dimensión real, Eugenio Lostau Román, fue el falangista total pues lo fue en la doble vertiente del término: en la dimensión del credo político joseantoniano de los años treinta, y en la conceptual histórica de la unidad de combate de la que José Antonio toma el nombre para bautizar a su movimiento político, la falange griega. Eugenio Lostau Román, Eugenio, cuyo nombre, al igual que el de la militancia política que abraza, también viene del griego: Eugenio, el bien nacido; Eugenio, el de buen linaje; Eugenio, el de buena estirpe, amó a España por encima de sí mismo y persiguió la Justicia Social para todos los españoles como un ideal permanentemente desvelado, como un imperativo moral y legal sin el cual no se puede construir la Patria. Toda esa lucha Eugenio la llevó a cabo al modo y al estilo de un combatiente de las falanges griegas, sin claudicar jamás, sin romper la unidad, sin negarle jamás la protección de su escudo al falangista de la izquierda… así era Eugenio Lostau Román, el falangista total, Eugenio, el español, el hombre, el universitario, sindicalista en el tajo, filósofo en el Partenón, soldado a banderas desplegadas en el campo de batalla, espía de acero y de hielo en la Quinta Columna y patricio senatorial en las Cortes Españolas.

Los dos murieron. Eugenio Lostau, de asco. Eugenio, de soledad porque no hay Falange a la que abrazarse ni para combatir ni para filosofar. Espero que esta reedición de Eugenio lleve implícita su epifanía».

[de la presentación de Eduardo García Serrano]

Índice

● Eugenio, el falangista total [por Eduardo García Serrano]

● El autor y su obra

● Nacimiento de Eugenio

● Prólogo a la que fue segunda edición

● Palabras especiales para la sexta edición (1973)

● Curioso prólogo que va —con otros dos— a la cola del relato que debiera abrir

Capítulo 1. Eugenio elige su muerte

Capítulo 2. Fábula de Hero y Leandro

Capítulo 3. Historia de 3 cartas

Capítulo 4. Eugenio me descubre el mar

Capítulo 5. Pedagogía de la pistola

Capítulo 6. Discurso de Imperio en el mes de octubre

Capítulo 7. Eugenio contesta a un pasquín

Capítulo 8. Nosotros, los universitarios

Capítulo 9. Proclamación de la primavera

Anexo. De Pedro a Pedro

Pedidos: enrpedidos@yahoo.es

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